PRIMER VIERNES DE CUARESMA: LA ORACION EN EL HUERTO

En el momento en que Nuestro Señor comienza a sentir temor y angustia, cuando su alma se ve invadida por la tristeza y el sufrimiento de muerte, cuando ve el pecado del hombre que se condena inevitablemente por un corazón cerrado al amor de Dios, acude a su único refugio, la oración.

Jesús, en su humanidad, también experimentó esos sentimientos de miedo que nos paralizan y nos hacen tomar decisiones muchas veces impulsadas por nuestra inseguridad y desconfianza. Somos criaturas débiles, que sin darnos cuenta, endurecemos nuestro corazón con todas estas actitudes que al final nos roban nuestra libertad de Hijos de Dios.

Por eso Jesús, que conoce bien su dependencia de Hijo, acude con un corazón sincero y confiado al Padre “Abba”; es ahí, en la oración, donde se encuentra con la presencia real de Dios, con su alcázar.

La oración es el lugar donde nuestro corazón descansa, donde siente la fortaleza y la protección de todo un Dios que como buen Padre, se deleita sólo en consolarnos. Es en la oración donde descubrimos la verdadera presencia de Dios, donde reconocemos nuestra verdad de hijos de Dios, nuestra realidad, donde nos aceptamos tal y como Dios nos quiere.

Este primer viernes de cuaresma, acude a la oración, acude a tu refugio, descansa en el Amor, en los brazos de tu Padre, donde nuestra voluntad se ablanda y es capaz de decir sí a la Voluntad de Dios, con la confianza de que siempre es por un bien mayor.